"Ella me partió el corazón,
pero al partirlo lo creo...
Nunca hubiera podido pagarte esto que hiciste en mi,
iluminaste el lado oscuro de mi corazón
¿Por qué decidiste permanecer pobre
dejándome a mi tan rico? " (FRAGMENTO EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN)
País: Argentina
Año: 1992
Dirección: Eliseo Subiela
Aclaro de entrada que esta película no es para el común denominador de espectadores que recurren al cine como diversión y pasatiempo. Sino para ese otro 5% de la sociedad en donde nos encontramos sumergidos los diferentes, locos, utópicos y rebeldes amantes de la vida.
¿Alguna vez han leído poesía?
Yo creo que todos alguna vez lo han hecho, en especial quienes admiramos el arte y la literatura. ¿Quién no ha sentido en un verso un golpecito en el corazón, algún recuerdo, alguna esperanza latente o simplemente sentimientos encontrados en ese increíble juego de las palabras por las profundidades del sentir?. Sensibilidad no solo del autor, en el momento que lo escribió, sino también de cada lector al navegar por aquel deslumbrante poema lleno de metáforas de valor incalculable.
Mario Benedetti siempre ha sido para mis gustos unos de los mejores poetas de nuestros tiempos, no solo por su trayectoria como escritor, sino también porque cada uno de sus poemas se han impregnado en lo más profundo de mi ser. Tan sutil y tan sencillo, lo que necesitamos aveces para abrir nuestros ojos y dejar que los sentimientos fluyan, cual hojas secas empujadas por el viento enfadado, o cual más dulce melodía que atraviesa nuestros sentidos.
Imagínese ahora, el fascinante viaje que recorremos al leer un poema, llevado a la maravilla audiovisual que representa el cine.
Eso es "El lado oscuro del corazón", una película para todos esos quienes admiramos la poesía, para quienes soñamos con un mundo diferente. Un mundo donde gobiernan los sentimientos.
El personaje protagónico es fabuloso, un hombre de mediana edad hechizado con el existencialismo y los sentimientos más encerrados del ser humano. Un poeta, un niño, un bohemio de la vida, que deseoso de amor, sueña por encontrar a esa mujer que lo haga renacer, su otra mitad, la que este inconforme con este mundo, la diferente, la mágica, LA QUE VUELA. Oliverio representa a ese rebelde que llevamos dentro cada uno de nosotros, pero que no lo dejamos salir. El sí se atreve a gritarle a todos sus cuatro verdades, su manera de pensar, su rechazo con esta existencia tan rutinaria y conformista.
Insurrecto con todos, hasta con la mismísima muerte, inspira, exalta y excita los poros más incógnitos de mi ser.
En esta película, el sexo se transforma en algo más que lo ya dicho y anunciado. Una travesía por un universo en el cual el amor es el principal protagonista, el deseo, la elegancia, la distancia, el sentir, el vivir con el corazón abierto sin miedos, sin barreras. ¡Que utopía!
Poemas de Benedetti, Oliverio Girondo y Juan Gelman se entremezclan para darnos un guión exquisito, y la imaginación y sensibilidad de Subiela nos teletransporta al mundo de lo indescifrable e inesperado. Arriesgado director que utiliza las emociones para plasmarlas de una manera no antes hecha. Solamente él fue capaz de sacarnos de esa realidad cruda y gris en la que viven muchos para llevarnos a ese surrealismo mágico del amor y los sueños.
Nunca se me ocurrió que una película podía mostrarme el lado poético de una pareja haciendo el amor. Pero en este caso jugaron con metáforas dignas de una joya literaria para entregarnos un producto alucinante: (literalmente hablando) una puerta cayendo lentamente, un frasco de perfume emitiendo su aroma por si solo, una llave ardiendo en llamas, un billete de 100 dolares desapareciendo en el calor incomparable de dos almas amándose descontroladamente.
Imágenes que dejan a más de uno en shock. Levitaciones, recitaciones, exaltaciones no predecibles en lo absoluto.
Un reparto de primera (Dario Grandinetti, Sandra Ballesteros, Nacha Guevara), nos enseña un excelente trabajo interpretativo en manos de estas figuras de la actuación.
Dario Grandinetti y su increible voz produce, con los poemas que tanto he apreciado, una flecha en mi corazón, en mi memoria, en mis anhelos.
Una lágrima recorrió mi mejilla más de una vez. ¡Que sensibilidad!
La película nos muestra una espléndida fotografía. Dirección artística acomodada a los sentimientos del protagonista, los colores, los detalles y una iluminación necesaria y justa en cada escena. Y lo que complementa el filme, una banda sonora de primera.
Sitios clásicos de dos ciudades emblemáticas: Buenos aires y Montevideo, que distanciadas por el majestuoso rió de la plata separa en dos al corazón, dejándonos con un sabor agridulce, en donde un barco se convierte en instrumento para construir esperanzas y cultivar deseos entrañables.
El amor, la muerte, la amistad, el sexo, la libertad, la expresión artística, la pobreza, la felicidad son los temas que Subiela los pone en escena en el momento indicado. No antes, no después.
Una película bien hecha en los aspectos técnicos y creativos que se pueden considerar, demostrando ya desde 1992 que el talento latino americano tenia un excelente futuro.
Guión con contenido y propuesta sumamente arriesgada pudiendo caer en la exageración y lo burlesco, logra con sutileza salir victoriosa y mostrarnos una joya del arte contemporáneo.
UNA LECCIÓN DE CINE; PERO MÁS ALLÁ QUE ESO UNA LECCIÓN DE VIDA.
¿Por qué no podemos ser todos como Oliverio? ¿Por qué no desnudamos nuestra alma y nos sinceramos con la vida, con el amor y con nosotros mismos?
No nos atrevemos a ser diferentes, a salir del paradigma establecido, por el miedo a ser juzgados hasta por nosotros mismos. Las personas en general son hipócritas de sus propios sentimientos, pues se niegan a sufrir, se niegan a amar, a conocerse, a llorar, a morir, a vivir, a soñar.
¿Quién no ha sentido alguna vez la dicotomía de nuestro propio ser? Solo necesitamos tumbar esa pared que no nos permite ver con los ojos de lo esencial, romper la oscuridad de nuestra alma y descubrir que hay al otro lado de nuestro corazón.
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Mujer :¿Cuándo vas a dejar de ser un chico?....
Oliverio: ¿Para qué? ...
(FRAGMENTO EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN)
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EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN
9:59 |
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1 comentarios:
Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo…
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
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